La ciudad de Pasto Nariño, específicamente en la calle 23 conocida como el colorado; en 1822 en el amanecer del 25 de diciembre fueron asesinados muchos pastusos entre niños, mujeres y adultos mayores; la orden la dio Simón Bolívar y estuvo dirigida por el coronel Antonio José de Sucre.
"aprovechando que la ciudad entera celebraba la Navidad. Esa madrugada asesinaron a muchos pastusos. Cuentan que corrían ríos de sangre por la actual calle 23, y que la mancha roja era tan espesa que nunca pudo ser borrada. La calle quedó colorada." Resulta que la comunidad dirigida por Agustín Agualongo tenía muy buenas relaciones con la corona Española y no estuvo en favor de los ideales de independencia de Simón Bolívar por tanto entraron en conflicto con el paso de las tropas "Esta situación empeoraba porque los indígenas conocían el territorio y sabían entorpecer el paso del Ejército bolivariano. Al frente de las milicias enfrentadas con el libertador estuvo durante 13 años Agustín Agualongo, un caudillo de ascendencia indígena que aún hoy sigue teniendo importancia en el imaginario de los pastusos: su nombre aparece en canciones y poemas, y lo llevan un hotel, un parque y un barrio ubicado justamente en el lugar por el que pasó su gran enemigo, el libertador." "En esa época la cultura de los pastusos era esencialmente indígena; para ellos la tierra no era solo el espacio que habitaban, sino el núcleo de su identidad cultural. La forma violenta como los republicanos entraron en la región, para someterlos y arrasar con todo, se sintió como una afrenta al territorio, como un deseo de usurparlo. Esto explica por qué el pueblo quillacinga defendió férreamente su espacio, bajo el liderazgo de Agualongo. El caudillo, finalmente capturado, terminó fusilado en Popayán en 1824 por el general Obando. Antes de su muerte pidió que no le vendaran los ojos para ver de frente a sus enemigos. Esta escena pasó a la historia como un símbolo de su carácter, y lo convirtió en un emblema de la defensa de la tierra, la libre determinación de su pueblo y la resistencia indígena. Por eso más allá del valor icónico que pueda tener para los pastusos, pensar en su figura abre la posibilidad de reformular la historia oficial de la independencia de Colombia." |